Un buen libro

¿Qué hace que un libro se convierta en un “libro bueno” o en un “libro muy bueno”?
¿A qué se refieren cuando hablan de “ese libro es muy bueno”?

Es difícil de saber.

La verdad es que el calificativo dice muy poco de lo que en realidad pasa por la mente de la persona que hace la afirmación.

Quizá es bueno porque lo relaciona con otra experiencia agradable de su vida. Porque se lo regaló alguien importante, porque fue su primer texto completo o porque obtuvo de allí una información que le fue útil.

Podemos concluir, so pena de parecer superficiales, que es una simple cuestión de gustos. Gusto por las novelas románticas y que lleven al llanto. Gusto por la aventura o por la novela histórica.

Algunos sentirán placer por el descubrimiento de una deliciosa narración o la revelación de un conocimiento científico.

Puede ser que la influencia comercial nos incline a pensar que un libro que se vende mucho, puede ser uno bueno. Hasta la diagramación, la portada y las ilustraciones pueden influenciar nuestro criterio.

Ante tanta confusión, es prudente afirmar que es imposible definir los términos objetivos de lo que hace a un libro bueno o muy bueno. No dejan de sorprenderme los jueces que califican en un concurso literario, pues con toda autoridad deciden qué es bueno, qué no y qué es lo mejor. En todo caso muestran su gusto personal.

Pero aparecen los clásicos y podríamos pensar que allí todos estamos de acuerdo. Pero a mí no me gusta el Ulises de Joyce, ni Rayuela de Cortazar.

Sin olvidar que cuando leemos un libro no lo leemos solos, lo leemos junto a los autores que hemos leído antes, a nuestra religión, a nuestra cultura y educación, creo que la grandeza de cada libro depende de la íntima relación que pueda lograr con cada lector.