Pepe y Polita fueron juntos a la escuela. Justo donde termina la ciudad, en esa indefinida frontera en que se divide la modernidad y la barbarie.
Polita provenia de un caserío infimo, sin servicios elementales. Leía, mientras le duraba la luz del día, los gastados libros que la maestra de la escuela le prestaba. Cuando alguna lectura atrapaba su atención, la abuela, siempre atenta, le regalaba una candela para que pudiera leer aún entrada la noche. En una de sus lecturas se enteró acerca de la vida de Abraham Lincoln, supo de las grandes distancias que éste recorría para asistir a la escuela y de como se quitaba los zapatos para no gastarlos. A partir de entonces siguió su ejemplo, aunque al principio le resultó dificil por la fragilidad de sus pies y por la aspereza de la ruta hacia la escuela. Otro día leyó sobre Marie Skłodowska, conoció su afición por la lectura y de como gracias a ello, ésta mujer, finalmente fue la primera persona en recibir dos premios Nobel. A partir de entonces su interés por la lectura fue mayor. Ella decidió leer.
Pepe, pronto supero la lectura obligada de mi mamá me ama y yo amo a mi mamá. Su ansiedad por leer textos mas sofisticados lo obligó a encontrar la forma de obtenerlos. La solución no le resultó fácil pues en el asentamiento donde vivía, a las orillas de la ciudad, nadie estaba preocupado por los libros. Todos los vecinos ocupaban sus vidas en las tareas de sobrevivencia. Tapar los hoyos en las paredes de lámina (para no dormir con tanto frío), canalizar mejor los desagues de las casas vecinas (para que no invadan la propia) y mendigar (de muy variadas formas) consumían la totalidad de sus horas. Afortunadamente su mamá logró conseguir trabajo de lavado de ropa y planchado en la casa de un ingeniero con una biblioteca técnica muy extensa, tan grande como su generosidad. Un día que acompañó a su madre a trabajar, Pepe se acercó atrevidamente al patrón y le preguntó si le permitía leer alguno de los libros que miraba abandonados en las estanterías. Pronto terminó de leer una enciclopedia para niños que incluía biografías de personajes famosos. Entusiasmado por el interés que mostraba Pepe, el ingeniero se convirtió en su tutor por muchos tiempo. Pepe decidió leer.
Pepe y Polita, al regresar de la escuela debían barrer el piso de tierra de sus respectivas viviendas. Hoy, años mas tarde, alguien mas hace ese trabajo para ellos.
Comentarios
Una respuesta a «Pepe y Polita»
Es la primera vez que tengo el gusto de leer este escrito. Deseo expresar mi gran sorpresa y sobre todo mi aprecio por hacerlo público de alguna manera. Considero que como todo lo que a literatura infantil y juvenil respecta en nuestra hermosa Guatemala, debería hacerse público e incluso ser parte de un libro de texto. Encuentro su propuesta muy fresca, realista y en verdad motivadora para los pequeños. Esta es una realidad que en algunos hogares nunca se conversa, algunos de nuestros niños y niñas nunca lo viven de cerca y eso hace que cuando mayores las distancias entre realidades sociales sea mucho más marcada, la empatía no es parte del menú en los hogares acomodados y por ello este tipo de lectura se hace cada vez más necesaria. Le invito a que continúe y haga el esfuerzo por realizar ese texto que aún duerme en su creatividad. Los niños y las niñas de mi hermosa tierra se lo agradecerán. Quedo a sus ordenes, Lic. Silvia Arteaga, escritora guatemalteca en el género infantil. Le invito a que me busque en fb como Silvia Arteaga. Felicidades de nuevo. SCAL2022