Notas y letras.

Ese día me subí al bus siguiendo la misma rutina que me acompaña en la aventura mañanera:

  1. Buscar un lugar cómodo en donde supiera que no terminaría con gente encima empujando para salir y donde además, la luz del sol brillara tenuemente acompañada de una brisa que refrescara el ambiente.
  2. Decepcionarme, como todos los días, porque al parecer ese lugar esta reservado para los utópicos universos de Tolkien o Tuti Furlán, y sentarme en donde hubiera espacio.
  3. Bajar el volumen de la música y abrir el libro justo en donde lo había dejado en el día anterior.

No pasaba la tercera página y, como todos los días, ya habían subido 2 vendedores con promesas de artículos que recobraban la figura o que enamorarían de nuevo a la pareja. Acostumbrado a esta rutina, ahora esas voces que persuadían a gastar un par de monedas en artículos que tienen más tiempo de vida que utilidad, se volvieron parte del gran ruido de fondo y ahora solamente me roban unos segundos para medir el peligro que pueda significar aquel desconocido. Un día típico.
Pasaron un par de cuadras y varias páginas adelante, cuanto noté que por la puerta subía aquel viejo que en su espalda traía esa peculiar guitarra, que por el estado en que se encontraba no dudo que también vio nacer a Ubico, y se prestaba a iniciar el obligado concierto. Veamos que tiene de bueno, pensé.

El tipo no sabía más de 4 acordes, pero tampoco necesitó más. La guitarra aunque vieja tenía un sonido profundo y fuerte que obligó a quitarme los audífonos para apreciarla mejor. Ya había captado mi atención, y esperaba oír la voz que acompañaba la simple pero entretenida melodía, pero para mi sorpresa no fue una canción, sino un poema que para ser sinceros, no le envidió nada a los grandes y sobrevaluados poetas contemporáneos.

Terminaron los 3 minutos de fama, y luego de recaudar unas cuantas monedas para subsistir, bajó del bus y se prestó a buscar más público. La rutina continuó para todos, menos para mi. No podía sacar de mi cabeza la perfecta combinación de notas y letras que había logrado aquel desconocido. No tenía gran complejidad musical, ni tampoco una voz influyente, pero hubo algo en la combinación que me dejó incómodamente feliz.

No lo he vuelto a ver aún cuando repito la misma ruta y hora, y es probable que no me lo vuelva a topar. El tipo se fue pensando que me ganó unas monedas, pero realmente fui yo el que salió ganando una idea, y así fue como nació esta columna. Para mi gusto, tanto crear música como escribir, son habilidades sublimes que sinceran a su autor de una manera especial y que combinadas logran impresionantes resultados que nos regalan momentos memorables. Desde ahora, este será mi rincón, en donde daré honor a aquellos que ven el mundo a través de pentagramas y hojas en blanco, y también para los que disfrutamos y vivimos de los frutos de cosechas ajenas. Que las letras y notas no paren, bienvenidos.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

3 respuestas a «Notas y letras.»

  1. Avatar de omarvelz
    omarvelz

    ¡Bienbenido maestro! ¡Larga vida a Nevermind»

  2. Avatar de aroldOrellana
    aroldOrellana

    Que bueno leer estas ideas frescas que robas y que te robaremos

  3. Avatar de alexxx007

    Me gusto, muy bueno