Durante la infancia y los años que siguieron en la estadía en casa de mis padres, los valores que se formaron en mi, convicciones y creencias, fueron instruidos sin falta alguna por medio del ejemplo. Mi padre y madre son dos personas a quienes admiro, y por quienes los fundamentos de la mujer que hoy soy, existen.
Ahora, con el rol de madre entre mis manos y la pasión por los libros que me rodea y no se aparta de mi; me encantaría que mi hijo gustara de este hábito tanto como yo lo hago. Con este deseo, he invertido algún tiempo investigando y observando para tomar los tips necesarios de crear en Diego el amor por los libros. Sumado a esto, recibió un regalo de aproximadamente 30 libros que ahora forman su biblioteca personal.
Algunos tips que leí, se los comparto:
1. Llama su atención, siendo tu ejemplo. Si te ve siempre con un libro bajo el brazo, dentro de tu bolsa o en el asiento posterior del carro. Si la televisión se enciende menos y las páginas de los libros se abren continuamente en tu sala, su curiosidad lo llevará a aventurarse dentro de la historia en un libro.
Manos a la obra, lo hice. Resultado: Algunos de mis libros están con las pastas dobladas, mojados por las babas de mi hijo y a quienes peor les ha ido, les restan algunas hojas, o pedazos de ellas. Ya lo sé, esos libros son para adultos, no para niños, lo sé. Pero él me ve leyendo a mi y quiere justamente ese libro que tengo en mis manos. Dicen que sacrificios quiere la vida, y a mis libros les ha tocado.
2. Llévalo a la biblioteca y emociónate con él, como si estuvieran en la heladería. Llévalo y explícale: Puedes revisar todos los libros que quieras, pero solo puedes llevarte uno, el que tu escojas. Eso hará de su elección algo importante, un tesoro valioso.
Hace unos meses me encontraba en una librería y vi una imagen que describió exactamente el párrafo anterior. Un niño de dos años aproximadamente, descalzo, jugando en el piso de madera de la librería. Su mamá cerca de él, le decía: “¿Éste te gusta? ¿O, éste? Escoge amor, y nos llevaremos el que quieras. Uno. Pude ver como el niño se disfrutó este tiempo jugando entre libros.
La experiencia de la librería no he podido realizarla personalmente, un día futuro lo haré y ya les compartiré los resultados. Pero no crean que la baja en mis libros ha sido un desastre total, para nada. Algo excelente ha salido de todo esto.
En algún momento libre del día o antes de dormir, llevo a mi hijo a la cama, me acuesto con él y emocionada (incluso exagerando) le digo: “¡¿Quieres … un libro!!?. Se ríe, aplaude y señala el lugar donde se encuentran sus libros. Llevo algunos y juntos volteamos las páginas mientras yo le cuento la historia. He empezado a preguntarle donde está el perro que describe la historia y con su dedo lo señala, levanta las tapas y encuentra al personaje escondido, etc.
Enseñemos a amar los libros con el ejemplo, amándolos. Si hoy, el porcentaje de lectores en Guatemala y toda América Latina es bajo, aumentémoslo con nuestro ejemplo y enseñanza. Quizá dentro de unas cuantas generaciones, este hábito será tan popular como dormir tarde los fines de semana o comer palomitas de maíz en el cine.
Les comparto el link de un artículo que me encantó, allí encontrarán muchos más tips para ser parte de este reto. via: @Nereavpv
Comentarios
Una respuesta a «Me enseñaron a amar, con el ejemplo.»
Es muy cierto, de pequeños tomamos los hábitos de los adultos EN CASA, no en el colegio y este de la lectura te felicito por inculcarlo a tu hermoso bebé. 🙂