Calor de mierda, sol que mata.
Un local, abierto, milagro! Café du Lys dice en un pequeño rótulo desvencijado.
Entro y doy un vistazo.
Un pequeño bistro, estancado en una vibra de los años cincuenta, con olor a café y pan recién horneado, flores en frascos, adornando mesas viejas con sillas desiguales, un jardin al fondo y un aire familiar.
Llego a la barra, odeno ante una camarera con los ojos más azules que he visto en mi vida y me siento en una mesa.
No sé cómo terminé en este lugar, solo sé que tenía hambre y éste lugar estaba cerca.
Llena de gente que pasa de un lado a otro, los de siempre, los que gritan en la barra, los que lloran en una esquina, los que meditan en el jardín, los que vienen y se van para que no los noten y yo.
Yo, quien empiezo a ver la cara de los comensales.
Cada uno tiene una historia escrita en su rostro.
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Después de diversas colaboraciones en el blog, hoy Helen inaugura su nueva columna en Lectores Chapines: Café du Lys. Qué la disfruten.
Comentarios
5 respuestas a «Introducción al Café du Lys»
((De la esquina de los que lloramos)), -Audífonos con volumen al máximo, releyendo ese libro que me regalaste, hace uso años atrás, pido un café negro sin azúcar y las galletitas con chispas de chocolate, de separador tengo una paleta de madera.
Son los que lloran, alguien dice al entrar y señalar con el mentón las mesas lúgubres en donde mi cuerpo descansa.
Retomo la lectura, siento pues tus palabras, -cuando leas el capítulo 5to, cierra los ojos durante unos minutos y sentirás mi mano sobre tu hombro-, mi padre era sabio, las lágrimas juegan canopy en mis pestañas y el acceso a la locura se hace presente.
Wow! @arely está buenísimo! Creo que uno de los que vengan será continuación del tuyo…
– De la esquina de los que nos perdemos – Audífonos también, con libro que te tapa hasta la nariz. 😀
Vienen mas!
De la esquina de los que meditan: te veo entrar y no puedo menos que desearte gratos momentos en ésta tu columna. Larga vida a tu espacio.