Por favor, cuida de mamá

Para ti, mamá era siempre mamá. Nunca te pasó por la cabeza que un día había dado su primer paso, o que había tenido tres, doce o veinte años.

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Muchas veces, suele suceder que la condición de hijo nos hace olvidar de ciertos detalles acerca de la propia madre. Para nosotros, que estamos acostumbrados a recibir de ella cuidados y atenciones, mamá es nuestra protectora. Llegamos a olvidar que, además de ser nuestra progenitora también es una persona como todos. Tiene sus propias necesidades y carencias, sus propias formas de aprendizaje y sus propios gustos. Usualmente, una madre antepone su bienestar al de sus hijos. A pesar de eso (aunque quizás ninguna madre llegue a admitirlo), cada una de ellas tiene su hijo favorito. Existe uno de los hijos que ha sido favorecido por el destino al tener su preferencia. De la misma forma, también habrá algún hijo o alguna hija que sea quien se entregue más de lleno a compartir con la madre. Mamá también requiere de nuestro tiempo, pero ella casi nunca lo dirá, no importa su edad o la nuestra.

En esta novela, Park So-nyo, una mujer del campo, que ya ha atravesado el umbral del medio siglo de existencia, se pierde en la estación de tren. Será ella el objeto de las atenciones esta vez, pues sus hijos no tienen certeza de cómo encontrarla. Mientras ellos están ingeniando la forma de hallar a mamá, en la trama se van desarrollando una serie estampas literarias acerca de las vidas de cada uno de los miembros de la familia. No será difícil identificar cuál de los hijos es el favorito de Park So-nyo. Aquí se desteje una historia que, si bien está desarrollada en el lado oriental del mundo, podría ser el relato de cualquier mujer. La abnegación como madre para el cuidado de sus pequeños se manifiesta en estas páginas.

La creadora de esta narración, la coreana Kyung-sook Shin, quien estudiara creación literaria y recibiera varios galardones en la pasada década, pareciera haber impregnado de cierto carácter autobiográfico esta obra. Ella misma acerca del libro dice que quería dar voz a todas esas mujeres refiriéndose a las madres. La escritora no fracasó en el intento, pues al leerla puede apreciarse la condición de madre vista desde otros puntos. Esa mujer que se ve en la necesidad de desprenderse de un bien preciado para darle un mejor futuro a su hijo no está sólo en Seúl, está dentro de cada una de esas mujeres que tienen ese espíritu maternal que las hace especiales. No importa el lugar, las madres abnegadas existen en todos lados y son tantas que a veces nos olvidamos de reconocer su valor.


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