Llegué a Marco Antonio Flores de manera interesante.
Llevo un par de años de estar queriendo leer a escritoras guatemaltecas, así terminé con un poemario editado por Luz Méndez de La Vega en las manos. En varias de las biografías de las diferentes escritoras aparecía que habían pertenecido a un grupo o mentoría literaria con Flores, lo que me hizo buscar alguno de sus libros.
Los Compañeros es probablemente su libro más famoso, pero por la similaridad del nombre y temática con el de Los Muchachos de Antes, los relacioné, y éste último fue el que encontré en la biblioteca y lo presté.
Desde el principio me chocó su lenguaje, no sólo vulgar sino a veces incomprensible. Mi abuelo, que nació un año antes que el autor, me preguntó ¿qué estaba leyendo? y luego me dijo – ¡Ah, “el bolo” Flores! Yo no sabía, pero en el transcurso del libro fui entendiendo. El autor se la pasa casi todo el libro “en gran verga”. Le dije a mi abuelo que no entendía muchas palabras. Él se rió. Agarró el libro y llegó hasta la página 19. El también estudio en la USAC en los 60s. Al día siguiente me dijo, “Tenés razón, tiene un lenguaje un poco raro”. Me reí.
No recuerdo cuándo fue la última vez que leí 300 páginas tan rápido. Si dejaba de leer, después me costaba como 6 o 7 páginas agarrar el hilo de nuevo, por las historias entrecruzadas y los anacronismos. Pero una vez sumergido… fluía muy bien y las palabras aquí y allá no eran impedimento.
Hubo cosas que me dolieron y me hicieron pensar. El libro trata de unos ocho o diez muchachos que van muriendo uno a uno perseguidos por el régimen. No es un spoiler, porque eso lo dice el autor en las primeras páginas. Todos mueren. Y no es porque eran gran amenaza. Si todo el tiempo se la pasan bolos y hablando “babosadas”. Pero todos mueren sólo por leer, hablar, estudiar, y medio pensar. Como para que no estemos como estamos. En las casas buscaban armas ¡y libros!
Los dejo con un par de líneas del Botijín:
“—Ni leer se puede aquí, los libros que entran al país son censurados y carísimos; el control es total, donde estés: en la oficina, en la universidad, en las academias, en los institutos, en los centros artísticos, en los teatros, […] Decime vos, ¿qué se puede hacer con esas condiciones de vida? Sólo chupar y hacerse el maje. Es un país de paranoicos y de asesinos donde todos se embolan ¿y qui’otra? Por eso mejor el traguito a tiempo mientras se vive para ni mierda.”
Llevo años tratando de entender qué paso en los 60s y 70s. Más allá de la historia, éste libro con su lenguaje y referencias de octavos en Q1.50 transporta a los bares, las casas, y los escondites de muchos de éstos jóvenes, sus conversaciones, alegatos, amores, ligues, esperanzas, y miedos.
Habiendo tanto que leer, no repito muchos autores, pero ahora ahora quiero leer Los Compañeros o El Filo.
[afterwords]Los Muchachos de Antes
Marco Antonio Flores
Editorial Piedra Santa,
298 páginas.
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