Cómo escribir bien sin realmente hacerlo

Escribir bien es una de las cosas más difíciles que hay. Sobretodo en español, cuya gramática es bastante complicada. Yo estoy lejos de hacerlo, de eso no me cabe la menor duda, ya que por pereza y falta de tiempo no me he obligado a dominarlo. Sin embargo, algunas personas creen –cualesquiera que sean sus motivos- que sí lo hago bien, lo que me lleva a pensar que tan importante como dominar la escritura podría ser aparentar hacerlo. Como en esta semana conversé con varias personas sobre este tema, decidí escribir un post sobre mis impresiones al respecto.

Para escribir bien sin realmente hacerlo, lo primero y principal es jugar con las apariencias. Así como uno a veces come con los ojos –esto es, los platos que no están bien presentados no te apetece comerlos-, a la hora de leer, la presentación del texto también influye en las ganas que se tengan de leerlo y en la disposición que tengas a que te guste. Para mí, hay dos clases de presentaciones: la de la estética, y la de las ideas. El tamaño, tipo y color de la letra, al igual que el espaciado entre líneas que utilices, son los aspectos más importantes de la presentación estética, pero esto todo el mundo lo sabe. De lo que no se sabe tanto es de la forma de presentar las ideas.

Sobre este punto, lo más fundamental es la ortografía. Si tienes pésima ortografía, lo que escribas no provocará leerlo así trate sobre lo más interesante del mundo. Para un blog, por ejemplo, no es necesario tener una ortografía excelsa e incólume (para un trabajo académico sí lo es), pero sí que sea aceptable y sin errores garrafales. Lo bueno es que tener una buena ortografía no es tan difícil como parece, sólo hace falta práctica y tener presentes las reglas más importantes (siempre va una m antes de una b o p y nunca una n –salvo excepciones, si las hay-, siempre se acentúan las palabras esdrújulas, etc.).

Ahora bien, para que realmente provoque leer algo, es vital -además de una buena estética y una óptima ortografía- estructurar tus ideas. Organizar bien el texto, y aquí es donde entra en juego la gramática. En especial, la utilización de los puntos: “punto y aparte” y “punto y seguido”.

La razón por la que escribes es porque quieres expresar algo, bien sea una opinión, una información, una narración, o lo que sea. Ese algo, siempre consta de una o más ideas principales, y de varias ideas secundarias que las complementan (argumentos, explicaciones, ejemplos, etc.). Es muy recomendable colocar sólo una idea principal por párrafo. En otras palabras, utiliza “puntos y aparte”. Por lo general, cuando llevas más de 10 o 12 líneas y no has saltado de párrafo, es –salvo contadas excepciones-, indicio de que algo está mal. El primer párrafo siempre debe servir de preámbulo y debe dar una idea de lo que trata todo el texto. El segundo puede ser una introducción más formal o entrar de lleno con lo que será el tema principal, y así hasta que el último contenga una conclusión o un final. Tomemos como ejemplo este post: el tema principal es que es posible aparentar escribir bien sin ser un experto en la materia. Así, el primer párrafo introduce a quien lee sobre lo complicado que es escribir bien y que es posible aparentar hacerlo. En el segundo, ya se entra en el tema indicando que se debe presentar bien tanto la estética como las ideas del texto. Posteriormente, se comenta que es fundamental tener una buena ortografía, y en el siguiente párrafo, que es vital estructurar bien las ideas. El párrafo actual, la cosa principal que dice es que dividas lo que escribes en “párrafos”. Más adelante explicaré cuál es la ventaja de hacer esto.

Una vez que ya tienes en mente cuáles son tus ideas principales, es necesario que las complementes en cada párrafo con sus respectivas ideas secundarias. Lo importante aquí es saber cómo entrelazar estas ideas, y esto, en mi opinión, es lo más difícil de todo este rollo, ya que amerita una correcta utilización de los signos de puntuación. La inmensa mayoría de las personas, suele separar todo lo que dice con “comas” (,). Así nos enseñan en el colegio. No obstante, y aunque no lo crean, la “coma” es el signo de puntuación más difícil de utilizar correctamente. Para empezar, una coma debe ir entre dos oraciones completas que forman parte de una misma idea, pero esto no siempre coincide con las pausas al momento de leer, y esto, ya de por sí confunde bastante. Además, también debe utilizarse en otras situaciones, lo que le agrega complejidad al asunto. Por lo tanto, para evitar cometer un error colocando una coma donde no debe ir, una buena práctica es utilizar en su lugar un “punto y seguido”, ya que este signo es más flexible (por ejemplo: siempre donde hay un punto y seguido, va una pausa en la lectura). Como regla general, a la hora de una duda entre si debe ir una coma o un punto, elige siempre al punto. Si llevas dos o tres líneas y no has utilizado ningún punto y seguido, entonces revisa lo que llevas porque es posible que algo no esté bien. Por ende, utiliza al “punto y seguido” para separar oraciones enteras.

Estructurar tus ideas no sólo sirve para darle claridad a tu texto y hacerlo más comprensible, sino que también contribuye a hacerlo más ameno. Cuando uno lee cualquier cosa, especialmente blogs, por lo general tiene también que estar pendiente de atender el teléfono, hacer algo en el trabajo, escribir algo en la ventana de msn, o simplemente necesitas una pequeña pausa para reflexionar sobre lo que acabas de leer; y una “coma” nunca es un buen lugar para interrumpir la lectura. Ya que, cuando la retomes, vas a estar en el medio de una idea y perderás el hilo de la trama. Por eso, a uno le gusta que el texto esté espaciado, dividido en párrafos no muy largos, y que contenga varios puntos en los cuales te puedas detener en los casos que la situación lo amerite. Saber de antemano que está cerca la próxima pausa, crea un efecto que hace más amena la lectura.

Del resto, lo único que queda es la elección de las palabras a utilizar, el estilo narrativo, el enfoque, y la temática en sí; pero esto ya depende de cada quien y es lo que individualiza tú trabajo. Al respecto, el único consejo que puedo dar es que no elijas nada pensando en si le agradará a tal persona o a la gente en general, elígelo porque te gusta a ti. Lo importante es terminar de redactar algo y sentir que lo hubieses leído aún si no lo hubieses hecho tú. A la hora de escribir, la satisfacción va por la casa. Que le guste a los demás tu trabajo es –sencillamente- un valor agregado.

«Me pasé toda la mañana corrigiendo las pruebas de uno de mis poemas, y quité una coma. Por la tarde, volví a ponerla.»[Oscar Wilde]

«Escribir es intentar saber qué escribiríamos si escribiésemos.» [Marguerite Duras]

Tomado de: http://hegodigital.blogspot.com


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