Cuento: Fiebre

21713534_a1f6ed7dd0_bFue una idea acerca de una taza, o de su contenido que era un té preparado de forma un tanto sospechosa.

Ingirió la bebida, la cual no tenía sabor para él, pues ya llevaba cinco días sin percibir olores ni sabores. Confío en esa mujer desconocida que prometió curarle a través de ese extraño líquido, de ingredientes también desconocidos. Instantes después, su vista se nubló y empezó a sentirse tan débil como cuando finalizaba sus jornadas como leñador, en la cabaña que él tenía en las montañas.

Ya con el cuerpo casi entumecido por los extraños efectos del presunto remedio, empezó a delirar y a hablar incoherencias, pero sus palabras eran como un grillo en una selva inmensa, nadie lo escuchaba. Se encontraba a unas mil millas del poblado más próximo, no se detuvo a pensar cómo era posible que esa mujer apareciera de repente en lo profundo del bosque para darle esa pócima y desaparecer entre la nada así como así.

Después de que su cuerpo había registrado altas temperaturas empezó a sudar como si hubiera practicado algún deporte. Curiosamente esa molestia del sudor en los ojos lo hizo despertar y en ese momento se dio cuenta de dónde estaba. No había selva, ni árboles, estaba acostado en una cama y junto a ella había una pizarra. En ella estaba su nombre completo y en la última línea decía: encontrado en la selva, presenta fiebres altas de origen desconocido.

 


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