Ser testigo de cómo se despedaza nuestra historia favorita es un sentimiento nefasto, hasta que llega quien sabe despedazarla con elegancia. Y aceptémoslo, algunos son genios en eso de despedazar y entregarte un remiendo simplemente genial. Cómo los chicos que compran unos jeans carísimos, los rasgan, maquillan, etc. y se sienten tan bien vistiendo el producto de su obra de arte.
Los amantes de los libros nos sentimos regularmente decepcionados cuando una de nuestras historias favoritas es llevada a la pantalla. Ese sin sabor de todos los detalles que quedaron fuera del libreto. El cine destruye el rostro imaginario que le diéramos a los personajes y obliga a aceptar uno que dicho sea de paso, nuestra mente lo reconoce ya como alguien totalmente distinto.
Ella ha sido una adolescente americana embarazada. Luego te enteras que además es la poseedora de más de dos facciones, la ves vestida cómo si perteneciera a un ejército y en medio de un enfrentamiento armado. Y lo último, una joven portadora de cáncer de pulmones que lleva siempre a rastras su oxígeno privado.
Pero debo decir que cuando un libro es demasiado bueno, cuando una historia es simplemente espectacular ¿Por qué negar el placer a quienes aman otras artes, pero se niegan acercarse a un libro? Para nosotros no son necesarios los efectos especiales, la imaginación hace todo, pero no conformamos el universo.
Personalmente he llegado a aceptar que algunas adaptaciones cinematográficas son por mucho mejores al libro. No me parece que sea la regla, sino la excepción. He disfrutado además de los audio libros. Ya sé que no es lo mismo. Narrar bien una historia debe ser un arte. Recordar que leí ese mismo párrafo e imaginé enojo, pero ese extraño leyendo, me lleva por el camino de la nostalgia y pienso que éste último sentimiento le va mejor. Escondido tras esa voz alguien consiguió cambiar mi punto de vista.
Si una historia es tan buena, merece ser contada de todas las formas posibles, todas las que le hagan justicia. Teatro, televisión, audio libros, murales, etc.
¿Te ha parecido que alguien hace un mejor trabajo al contar la historia que su propio autor? Cuéntame. Abramos el abanico de opciones artísticas y disfrutemos.
Narrar bien no es un arte, son muchos artes.